LENCERÍA, el secreto oculto de la mujer

Las prendas interiores de los siglos XVI a 1880 expuestas son réplicas. Los armazones son, tontillos de los siglos XVI y XVIII, crinolinas y polisones de los siglos XIX. La lencería en cambio son prendas originales de 1880-1930: corsés, cubre corses, pololos, medias, faldas interiores, camisones...

La exposición propone tres formas de ver estas prendas; vestidas en maniquíes, respetando el orden en el que se vestían estas prendas interiores, en tres lonas gigantes en las que podemos ver dos fotos en blanco y negro de dos mujeres del siglo XX en ropa interior, y un dibujo del siglo XIX, y también en la muestra se pueden ver prendas de lencería sueltas.

Para saber más sobre la evolución de la lencería durante cinco siglos, en la exposición se pueden leer diferentes textos, en unos se describe la moda de cada época, y en otros seis se habla de prendas interiores ya desaparecidas.

Medias

Antiguamente las medias finas se tejían con seda, pero al descubrirse el nailon se extendió el uso de medias de este material, que tampoco duró mucho, ya que en la Segunda Guerra Mundial, la producción de nailon se destinó a hacer paracaídas.

Tras la guerra al restituirse la fabricación de medias, en pocos días se vendieron cuatro millones de medias.

Pololo

El pololo o calzón fue una prenda femenina interior heredera de las calzas tradicionales y precedente de las bragas, con aspecto similar a pantalones bombachos cortos. Tenían una abertura en la entrepierna para facilitar ciertas necesidades, y llegaban hasta por debajo de las rodillas, bien fruncidos o bien atados con cintas y decorados con puntillas y encajes.

Polisón

El polisón fue un armazón interior que reemplazó a la crinolina hacia 1870. Atado a la cintura bajo un par de enaguas, lo usaron las mujeres de finales del siglo XIX para que abultasen los vestidos.  Este armazón cambió por completo la silueta femenina. Se recogía toda la tela por detrás en línea ascendente pasándola hasta la espalda para caer después en una cascada con drapeados y retocado.

Corsé

El corsé como prenda interior femenina, tuvo su origen en Italia. Alcanzó un gran auge en el siglo XVI cuando fue introducido en Francia por Catalina de Médici.

En el siglo XVIII el corsé crea un torso superior en forma de V, elevando y dando forma a los senos, apretando el diafragma, y mejorando la postura.

En la década de 1830, el corsé se convierte en una prenda en forma de reloj de arena, elaborada con varillas de acero y sujetada con cordones. 

Crinolina

Fue originalmente una tela rígida con una trama de crin y una urdimbre de algodón o de lino. Apareció alrededor de 1830, y hacia 1856 se había convertido en una enagua muy amplia de estructura rígida, en forma de jaula con aros de acero, diseñada para sostener las enaguas y el vestido de una mujer en la forma requerida.

Los miriñaques fueron intensivamente usados en su extravagante forma entre 1850 y 1870, alcanzando su máximo tamaño alrededor de 1865 llegando incluso a medir 1,60 metros de diámetro.

Tontillo

Armazón interior utilizado para ahuecar las faldas desde el siglo XVI al XVIII. Construido a base de aros o ballenas aumentaba la cadera de la silueta femenina.

El armazón fue aumentando gradualmente de amplitud a medida que transcurría el siglo,  llegando a alcanzar más de un metro de largo por cada lado en la época de la reina María Antonieta, lo que obligó en muchos casos a modificar las puertas de los carruajes, hogares y establecimientos para que las damas pudieran acceder con facilidad.